Comunidades desinformadas

SOBREINFORMACIÓN. El público y los medios enfrentan un reto que no parece disminuir: Cómo mantenerse adecuadamente informado entre tantos hechos, opiniones y fake news. / Checkology.

Dos tuits antes del falso anuncio de la muerte del exsecretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, fueron suficientes para que medios peruanos le otorguen credibilidad a una cuenta atribuida al ministro del Interior Carlos Morán. Aunque la información fue desmentida rápidamente, el impacto que genera una noticia falsa que alcanza los medios masivos es incalculable.

En una segunda tanta de errores, se le atribuyó la autoría de esta información falsa al periodista italiano Tommaso Debenedetti solo porque el usuario que manejaba esa cuenta de Twitter así lo dijo. El propósito de esta información no fue identificado pero reveló la vulnerabilidad a la que está expuesta el público en un contexto de vorágine informativa.

¿Cómo afectan las noticias falsas a los lectores? Según una encuesta del Pew Research Center en Estados Unidos, el 64% de los adultos norteamericanos consideran que las noticias fabricadas generan confusión sobre hechos importantes de actualidad. Además, el 51% dice que frecuentemente ve noticias que son, al menos, inexactas.

FAKE NEWS. Usuario de Twitter suplanta la identidad del ministro del Interior Carlos Morán para dar anuncio de la muerte de Javier Pérez de Cuellar. La información fue difundida sin haber sido verificada ni esperar la nota oficial prometida. / Twitter.

Aunque más del 80% de estadounidenses confía en su capacidad para identificar este tipo de información, puede tratarse de una sobrevaloración de su propio juicio. Crece cada vez más el desafío para que los lectores tengan las herramientas para diferenciar noticias falsas de verdaderas, y opiniones de hechos. La segunda entrega de la “Guía sobre desinformación” aborda los grandes riesgos para los lectores.

LA VELOCIDAD DE LA INFORMACIÓN

Como en el caso de la falsa noticia de la muerte de Pérez de Cuellar, la velocidad a la que fluye la información se ha convertido en el gran desafío para que lectores y medios se mantengan . Esta rapidez representa un cambio brusco en la forma como la gente consume información, según el director de Think Tanks and Civil Societies Programs, James McGann.

“El auge de las redes sociales ha incrementado la velocidad del flujo de información, así como la cantidad de opinión y hechos. Además, mientras la cantidad de creadores de historias falsas aumenta, el número de periodistas [que puedan verificar la información], al menos en EE.UU., ha disminuido. Eso ha generado uno de los grandes retos de estos tiempos”, agrega el periodista Alan C. Miller, fundador de News Literacy Project y ganador de un premio Pulitzer.

 

IDENTIDADES FALSAS

Las noticias falsas se distribuyen también por varios tipos de suplantaciones de identidades. En un primer nivel, a través de páginas webs que usurpan nombres de medios reales o los construyen asemejándose a sitios existentes, como CNNews3.com, TheWashingtonPress.com o NBC.com.co.

En segundo nivel se encuentran las cuentas de redes sociales que roban identidades de personas reales para dar anuncios, o hacer parodias. Al difundirse generan confusión sobre la veracidad de las declaraciones.

En tercer nivel, y mucho más peligrosos, son las imágenes fabricadas. Buzzfeed creó un video utilizando la cara del expresidente Barack Obama y la imitación de su voz hecha por el comediante Jordan Peele para advertir que no se debe creer todo lo que se ve en Internet.

El proceso se hizo utilizando dos programas que son de fácil acceso: Adobe After Effects y FakeApp. Otras herramientas permiten construir imágenes por píxeles para incluso para inventar personas, y distorsionar la realidad.

En formatos mucho más sencillos, programas de edición de imágenes permiten cambiar la identidad de una persona en una foto, o cambiar elementos en la composición para alterar el significado.

 

DECLARACIONES FALSAS

Un análisis de Politifact, organización especializada en hacer verificación de datos de EE.UU., encontró que el 69% de las afirmaciones que había realizado el presidente Donald Trump desde que asumió el cargo se encontraban en el rango entre ligeramente falsas y mentiras absolutas. En el caso del vicepresidente Mike Pence, las declaraciones con mentiras alcanzan el 47%, y en el del expresidente Barack Obama, 26%.

Como ellos, políticos, voceros y personajes públicos utilizan argumentos que son engañosos y que incitan al error a lectores sin especialización en el tema en debate. Organizaciones de periodistas en varios países están realizando verificaciones serias de las declaraciones de líderes políticos para que rindan cuenta de sus palabras.

 

GUETOS INFORMATIVOS

La mayoría de los norteamericanos consumen medios masivos alineados a su tendencia ideológica. En la última campaña presidencial norteamericana el público estaba bastante segmentado. Mientras el 40% de los votantes de Trump se informaban a través del canal conservador Fox News, los de Hillary Clinton estaban más desconcentrados: 18% por CNN, 9% por MSNBC, 8% por canales locales e igual porcentaje por Facebook, según una encuesta de PRC.

Utilizar pocas fuentes de información es desaconsejado por los diferentes especialistas consultados durante el tour de prensa Media Literacy and countering misinformation organizado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos entre el 25 de setiembre y el 5 de octubre. El uso de una variedad de fuentes en el espectro ideológico permite mayor certeza sobre la veracidad de la información.

DISRUPCIÓN. Académico James McGann señala que el modelo de consumo de información ha sido abruptamente cambiado por cuatro factores: Globalización, Internet, los continuos e incesantes cambios tecnológicos y la velocidad del flujo de información. / Jonathan Castro

Otra investigación del PRC afirma que los norteamericanos están más propensos a clasificar como un hecho aquella información que confirme sus puntos de vista, y tildarla de opinión cuando los contradiga. Por ejemplo, solo el 43% de los republicanos consideró que la frase “los migrantes ilegales en EE.UU. tienen algunos derechos protegidos por la constitución” es un hecho, y el 56% lo clasificó como una opinión. Del otro lado, solo el 54% de demócratas considero como un hecho la frase “el gasto en seguro social y médico representa la mayor parte del presupuesto federal”. Mientras que el 45% lo consideró una opinión.

Si bien el estudio de PRC muestra que a mayor nivel de educación y conocimiento digital, hay mejor discernimiento en la diferencia entre hechos y opiniones, Miller señala que otras investigaciones afirman que a mayor educación y compromiso político, mayor tendencia a creer solo en aquella información que confirme su sesgo y rechazar lo que contradiga sus creencias.

Sherri Hope, catedrática de Temple University, plantea que es poco realista pedirle a las personas que revisen muchas fuentes, sino que lo importante es que los lectores se tomen el tiempo de elegir las fuentes de información en las que van a confiar.

 

RECLUTAMIENTO DIGITAL

La segmentación de los usuarios por gustos e intereses en Facebook –la red social más usada en EE.UU.– también puede ser usada para dirigir anuncios con el fin de generar un sesgo informativo, pues según los investigadores Wu Youyou, Michael Kosinski y David Stillwell, los “me gusta” que una persona haga en Facebook pueden predecir mejor sus actitudes políticas que una evaluación hecha por un humano.

En el libro Cyberwar, la investigadora Kathleen Hall Jamieson identifica dos características de la estrategia de los ataques de trolls rusos en función a las audiencias. Primero, crean identidades falsas que se hacen pasar por miembros de una comunidad para influir directamente en la información que consuman. Según cita, la data de Facebook indica que de los 29 millones de norteamericanos que recibieron directamente información de trolls rusos, y los asumieron como señales de pertenencia a su comunidad, lo replicaron alcanzando a 97 millones de usuarios adicionales.

Además, al interactuar con las imágenes promovidas por estas cuentas –como los memes que solicitan darle “me gusta” si quieren que Dios gane una batalla contra Hillary Clinton– permiten que los trolls puedan volver a contactarse y entregar información dirigida.

 

BALANCE. A través de News Literacy Project, el periodista Alan C. Miller busca formar estudiantes con capacidad de lectura crítica de información, pero que no dejen de creer en todo lo que se publica. "Renunciar a los hechos es renunciar a la libertad", afirma. / Jonathan Castro

De hecho, casi un cuarto de la población norteamericana reconoce haber compartido noticias falsas en sus redes sociales. El 16% afirma haber compartido información sobre la que se enteraron después que era falsa, y un 14% dice que compartió este tipo de contenido sabiendo que no era verdad.

“La gente comparte cosas que cree o que quiere creer porque confirman sus propias creencias, y son propensos a ser engañados por esa razón. A veces la gente las comparte por otras razones: generar muchos likes o seguidores. (...) El 80% del problema es compartir, no la creación. Lo que la gente no reconoce es el papel que ellos juegan”, afirma Miller.

Para reducir la vulnerabilidad ante estos peligros se ha generado iniciativas periodísticas de comunidades de fact checkers y alfabetización digital que se abordarán en las siguientes entregas.

Este reporte se hizo en base a la información obtenida en el tour Media Literacy and countering missinformation organizado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.