El crecimiento y las diversas experiencias de verificación de datos en el mundo son uno de los grandes retos de estudio para la academia. Por ahora, la mayoría de investigaciones se concentra en Estados Unidos, donde universidades e institutos especializados analizan en forma permanente la eficacia del fact-checking, sus mejores prácticas y necesidades futuras.
La Universidad de Duke ha creado ReportersLab, un espacio que funciona como un observatorio de los equipos de verificación en distintos países y que está dirigido por Bill Adair, catedrático y creador de PolitiFact. Mientras que el American Press Institute publica estudios que incluyen la cantidad de información errónea en Twitter, la forma cómo reaccionan los políticos a la revisión de sus declaraciones y el impacto de esta práctica en contextos electorales.
Otro de los grandes temas de exploración académica es la forma cómo se automatiza el periodismo de verificación. La Universidad de Texas-Arlington ha perfeccionado ClaimBuster, una herramienta de procesamiento del lenguaje que permite buscar afirmaciones factuales en los medios, es decir, que se refieren a hechos comprobables. Los científicos de Duke también buscan mejorar su aplicación Share the Facts, que ayuda a los motores de búsqueda a encontrar artículos de fact-checking vinculados a las elecciones en Estados Unidos y otros tópicos.
Tras las elecciones en Estados Unidos, se han difundido además varios estudios preliminares sobre la circulación de información durante la campaña presidencial norteamericana que revelan que las noticias falsas tuvieron un impacto inusitado. Esto ya ha forzado a Facebook y Twitter a tomar medidas contra los ‘fake news sites’ en el colaborarán equipos de verificación de datos de varios países. Con ello se ha instalado un nuevo debate académico: la ‘post-verdad’, una de las palabras del año para el Diccionario Oxford.
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