Como es de esperarse en la época de los datos masivos, el potencial es enorme. En junio del 2014, varios capítulos de América Latina se unieron en una hackatón regional para generar herramientas que permitieran a los periodistas vigilar el uso de los fondos públicos. La actividad fue bautizada con la expresión que ha guiado siempre al mejor periodismo: “La ruta del dinero”. El capítulo de Lima reunió a más de cincuenta miembros que se encerraron durante doce horas en el auditorio de un instituto dedicado a la enseñanza en tecnología. La jornada consistió en formar equipos mixtos, de periodistas y desarrolladores, para analizar información dura de distintas bases de datos y convertirla en noticia. En esencia, se trataba de buscar el lado sexy de una tabla de Excel.
Al final de la tarde, la comunidad presentó siete proyectos, que iban desde el análisis de cómo se invierten los fondos del Ministerio del Ambiente hasta un cálculo del dinero destinado por el Estado a la Iglesia Católica. Una de las herramientas más interesantes era una aplicación que permitía realizar búsquedas en bases de datos y páginas especializadas para identificar vínculos de funcionarios con el crimen organizado y su posible relación con fondos públicos. Otra era una aplicación que permitía sistematizar los datos sobre los principales proveedores del Estado y cuánto dinero han facturado al país. De no haber sido por ese encuentro, que funcionó como un taller para curiosos, la información seguiría sepultada en archivos inconexos. “Este grupo reúne a todas estas personas: los que están trabajando para ayudar a la gente a darle un sentido a su mundo”, dice una declaración en la página original de HacksHackers.